Jugó los peores 90 de la era Gallardo, quien no identificó a su equipo ni tuvo la sagacidad de otra época.
Se trató de un déficit primordial para un equipo que independientemente de los posibles y hasta lógicos altibajos nunca se había mostrado tan endeble, como desangelado, tan vacío de sustancia que ni su propio creador fue capaz de sentirse identificado. Un escenario que, de replicarse en el Monumental, potenciará el riesgo ya instalado de una eliminación temprana.
Esa vocación para imponerse en duelos hasta generó nostalgia en los hinchas, quienes reclamaron hacia adelante una presencia más robusta recordando al Maidana de bronce, incluso evocando a aquella combinación icónica del sello MG -Mercado, Maidana, Funes Mori, Vangioni como el ideal del rendimiento defensivo para los mata-mata. Extrañaron eso de lo que se aferraban para creer.
La Copa de la Liga le brindó una enseñanza a River cuando Tigre lo eliminó por un error defensivo grave, otra constante de 2022: pecó González Pirez frente a Boca, repitió Paulo Díaz en los cuartos de final del torneo doméstico y en Liniers el que falló fue David Martínez. Aunque los dos últimos casos a diferencia del error conceptual del superclásico tuvieron un punto en común, que fue la falta de concentración, otro rasgo impropio de una era que aun con problemáticas crónicas en defensa nunca había sufrido faltas de atención tan elocuentes. Y peligrosas.
Si el 0-1 es positivo es porque River lo entiende Gallardo y quedó demostrado en distintas goleadas recientes- tiene capacidad de fuego. Pero eso requiere músculo y también articulación de talentos. De los que no pudieron estar en Liniers-la baja por lesión de De la Cruz fue determinante: con Barco o Paradela no comparte características. De los que llegaron a acoplarse como refuerzos pero hasta aquí sólo consiguieron el rótulo de incorporación (el propio Barco, caso emblema). Y también de las estrellas que la ida rindieron por debajo de sus estándares europeos como Julián Álvarez y Enzo Fernández.
Los futuros de estos talentos están directamente atados al devenir copero de River: a la “Araña” le debe pesar estar transitando su última semana en el club antes de marcharse al Manchester City. Quizás sienta la necesidad de despedirse con un récord está a dos goles de alcanzar a Borré, goleador del ciclo o, de mínima, de tener una salida acorde a sus logros. Y en ese sentido, posiblemente a Fernández también le dé vueltas que una eliminación precipitará su check-in hacia Lisboa, donde lo espera Benfica.
Todas piezas conceptuales que componen el rompecabezas del golpe al mentón que Vélez le dio a una mandíbula riverplatense que -además- ya no está tan firme como antes. Aunque para cambiar hacia adentro posiblemente Gallardo también necesite reencontrarse con él mismo: fue tan impropia la baja tensión de su River como como poca pericia en la muñeca para potenciar al equipo con cambio reaccionando casi como con desesperación.
River deberá reaccionar rápidamente porque la serie está abierta y el próximo miércoles a las 21:30 horas en un Monumental repleto buscara ese golpe de efecto que lo lleve a recontrarse con esas noches coperas brillantes que tantas alegrías le dio al hincha “Millonario”.
A. C