Otra vez lo intentan. Otra vez pretenden envolvernos con moños de relato para disfrazar lo que es simple: Cristina Fernández de Kirchner no es Lula da Silva.

No lo fue, no lo será, y no alcanza con que se abracen en una foto para cambiar los hechos.
Lula fue condenado en un proceso judicial cuestionado internacionalmente, sin pruebas sólidas, con un sistema judicial contaminado por intereses políticos. Su paso por la cárcel fue corto, y su absolución posterior dejó claro que, al menos jurídicamente, su culpa no estaba probada.
Cristina, en cambio, acumula condenas firmes y pruebas demoledoras. No está presa “por ser peronista”. Está condenada por haber liderado una estructura mafiosa que saqueó al Estado argentino. La causa Vialidad no se basa en chismes ni especulaciones: hay números, hay transferencias, hay declaraciones cruzadas, y hay miles de millones desaparecidos.
Lula estuvo en Cana. Sí. Pero fue por un error procesal corregido por la Corte. Cristina también está en Cana. Pero no por error: por corrupción, por abuso de poder, por haber convertido al Estado en un botín.
Compararlos es un insulto para quienes aún creen que la política puede ser herramienta de transformación. Lula volvió a la presidencia con votos. Cristina apenas puede salir de su casa sin custodia. Uno fue víctima del sistema; la otra fue el sistema que nos robó por dentro y por fuera.
Seamos claros: no son lo mismo. No nos comamos ese cuento. Y que no nos vengan a pedir lágrimas por alguien que lloró solo cuando le tocó rendir cuentas.
🖋️ Escribió Sofi
Cronista libre, piernas firmes, ideas más firmes aún.

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