Lo voy a decir sin anestesia: mentí al aire.
Sí, así como lo leés. Inventé todo.La historia de la gorra escocesa que me regaló Brian Johnson de AC/DC, en un recital a fines de los 90, fue una improvisación. Un chiste. Un bolazo más grande que el Luna Park.

Lo conté en Radio General Güemes para salir del paso. Me preguntaron por la gorra que tenía puesta ese día, y como buen improvisador, dije lo primero que me vino a la cabeza. Pero lo dije con tanta convicción, con tantos detalles pintorescos, que muchos lo creyeron.
Algunos se emocionaron, otros me miraban con admiración. Y más de uno empezó a repetir la historia como si fuera una verdad revelada. Hasta llegué a escucharla contada por otros, en otras mesas, como si la hubieran vivido. Ahí me cayó la ficha.
Y lo que quiero decir con esto no es solo que me salió bien la actuación (aunque un poquito, sí, sino que esto deja en claro algo mucho más importante:
Los medios son poderosos.
Incluso cuando bromean.
Incluso cuando inventan.
Porque si lo decís con el tono justo, en el momento justo, y con la seguridad necesaria… la gente lo cree. Aunque sea una gorra. Aunque sea Brian Johnson.
Esto no es solo una anécdota graciosa. Es también una advertencia.
Hay que tener cuidado con lo que se dice, porque siempre hay alguien del otro lado que lo va a tomar como cierto. Y cuando los medios son muchos, o más grandes, o con intereses… el poder de esa mentira puede ser devastador.
Lo mío fue un juego. Pero hay otros juegos que se disfrazan de noticias. Y no siempre terminan con una carcajada.
Nos vemos la próxima. Capaz con otra historia. Capaz con otra gorra