Sin Falcioni, Independiente venció por 1-0 a Newell’s y sumó su quinta victoria al hilo. El gol lo anotó Benegas.
Se hace camino al andar Independiente. Este equipo, que a principios de septiembre deambulaba sin rumbo, ahora pisa fuerte. Y avanza con una convicción de hierro, con un temperamento a prueba de contratiempos, con una cabeza que se sobrepone a adversidades. Por eso superó a Newell’s y cosechó su quinto triunfo consecutivo.
El Rojo recuperó la confianza. Se trata de un caso testigo de la relevancia y el grado de incidencia que tiene el factor anímico en el rendimiento de un equipo. A los de Avellaneda se los nota fuertes. No brillan, no están en condiciones de desplegar un fútbol de alto vuelo, pero el sudor se transformó en el principal condimento para sazonar la receta del éxito. Independiente es, sin lugar a dudas, un conjunto batallador, que da pelea en la mitad de la cancha, con delanteros que se sacrifican para ubicarse por detrás de la línea de la pelota ante la pérdida, con extremos que se ponen la ropa de fajina cuando es necesario hacerlo.
Julio Falcioni no pudo estar a raíz de un fuerte cuadro gripal que lo tiene a maltraer, pero la ausencia del entrenador no hizo mella. El Rojo está fuerte. Y mucho tiene que ver en eso el Emperador, quien el 3 de septiembre había pensado en renunciar luego de la derrota ante Gimnasia por 3-1. El entrenador se quedó por pedido del secretario deportivo, Palazzo, y ese momento marcó un quiebre. En varias charlas les dijo a los jugadores que necesitaba una reacción, que advertía que cada impacto parecía demolerlos. Y los referentes del plantel salieron decididos a defender en la cancha al técnico que habían pedido luego de la salida de Eduardo Domínguez y el breve interinato de Graf.
El técnico hizo un cambio táctico clave que le está dando resultados: le devolvió el puesto a Marcone luego de haberlo colgado por tres partidos para ponerlo bien físicamente. El ingreso del Gordo le permitió soltarse a Lucas Romero, quien juega más liberado de las obligaciones que lo ataban, algo que le permite distribuir con más lucidez e incluso llegar a posición de remate.
A Newell’s le faltó ingenio y decisión y apenas tuvo llegadas a través de la pelota parada o mediante envíos largos. En un duelo cerrado, el Rojo fue inteligente y paciente. Y supo explotar bien las bandas, principalmente al generar profundidad con un Vigo que jugó uno de sus mejores partidos.
Independiente quedó a seis puntos de Atlético Tucumán, el último que está en zona de clasificación a la Sudamericana. La gran meta igual es la Copa Argentina. Y llega en alza al partido ante Talleres.
A. C