En medio de una terrible tensión con la selección nacional por Copa América estalla otro escándalo.

 

Y no tiene nada que ver con el pulso que mantiene la Confederación Brasileña (CBF) con su selección absoluta, que adelantaría un motín para no jugar el torneo regional argumentando falta de garantías en medio de la pandemia

Ahora el propio presidente, Rogério Caboclo, está en el centro de la polémica tras ser denunciado ante la Comisión de Ética de CBF y la Junta de Gobierno y Cumplimiento por un presunto caso de acoso sexual y moral, por parte de un empleado de la entidad, en representación de una compañera de trabajo.

La víctima, quien no fue identificada como medida de protección, pide que el funcionario sea apartado de su cargo y revela detalles escabrosos de los momentos incómodos que su jefe le hizo pasar.

Menciona la empleada que Caboclo solía perseguirla y acosarla durante los viajes por causa del trabajo y que un día le preguntó delante de varios directivos, si ella se masturbaba. Entre otros episodios también dijo que el señalado intentó obligarla a comer una galleta de perro, llamándola “perra” en público.

Consta en la demanda que la actitud del jefe de la CBF habría sido usualmente en reuniones y en presencia de varios directores de la CBF y que evidentemente todos estuvieron al tanto de las actitudes reprochables del presidente sin que nadie fuera solidario con ella.

La empleada dijo en el texto de su demanda, publicada por O Globo, que tuvo que ver su vida personal expuesta frente a otros empleados, con historias falsas creadas por el presidente sobre supuestas relaciones que habría tenido con empleados de la CBF.

“He pasado por un momento muy difícil en los últimos días, tuve que recibir tratamiento médico”, dice en el texto.

La singular defensa de Caboclo es que durante todo el tiempo en que se produjeron los abusos él estuvo bajo los efectos del alcohol. Uno de los testimonios incluidos en el expediente, según O Globo, afirma que el dirigente ordenaba a un empleado esconder bebidas en lugares preestablecidos, para que él pudiera beber en horas de trabajo.

El documento fue enviado por correo electrónico al presidente del Comité de Ética y al director André Megale, responsable de Gobernanza y Cumplimiento. Este directorio forma parte de la estructura de la CBF, mientras que la Comisión de Ética es un organismo que debe ser independiente de la entidad.

De comprobarse su responsabilidad, se expondría a una multa de hasta 500.000 reales y suspensión de hasta 10 años para ocupar cargos en la CBF, sin perjuicio de las acciones de tipo policial y legal a las que haya lugar.