La Bolsa de Comercio de Rosario estimó una siembra de trigo en la zona núcleo de 650.000 hectáreas, un 50% menos que en relación al ciclo anterior. Mientras tanto, el Gobierno estudia medidas para el sector triguero

 

 

Tal como destacó este medio días atrás, el clima vuelve a ser una pieza fundamental de cara al inicio de la próxima siembra de trigo, que también será fundamental al momento del ingreso de divisas que recibirá el próximo gobierno que asumirá el 10 de diciembre del presente año.

En un contexto de escasez de precipitaciones en la zona núcleo, la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) proyectó una siembra del cereal para la mencionada región del país de 650 mil hectáreas, un 50% de caída en relación al ciclo anterior y se estaría en un nivel de siembra que caería a los años previos del 2016, cuando rara vez se logró superar las 700.000 hectáreas y era difícil alcanzar rendimientos de casi 50 quintales por hectárea, como se obtuvieron en la campaña 2021/2022. Sin embargo, a nivel nacional, la Bolsa de Cereales de Buenos Aires estimó una siembra de 6,7 millones de hectáreas, lo que representa un incremento de 600 mil hectáreas en relación al año pasado y un de 4,7% con respecto al promedio de las últimas cinco campañas.

“Si abril hubiese cumplido con la media (120 milímetros) de lluvias y mayo estuviese acompañando con pronósticos de tormentas, se estaría ante la proyección de una siembra récord, con casi 2 millones de hectáreas como intención para el ciclo 2023/24″, señalaron los técnicos de la BCR, quienes advirtieron que el escenario actual es muy diferente: con solo el 30% de las lluvias del mes pasado y pronósticos que son muy desfavorables hasta el 10 del presente mes e inclusive hasta el día 15, “El escenario para la siembra de trigo se presenta como el más seco de los últimos 15 años. Por lo tanto, la intención de siembra en la región núcleo va disminuyendo acorde con la probabilidad de lluvias”.

Además, el informe semanal de la Bolsa de Comercio de Rosario recordó que la campaña 2009/10, una de las más recordadas junto a la actual en materia de sequía, “No había piso para la intención de siembra el 7 de mayo del 2009. En aquel entonces faltaban entre 60 y 80 milímetros y el trigo caía hasta un 40% en las intenciones. En la categoría de sequía y escasez en el 2009 se encontraba menos del 30% de la región. A este 4 de mayo, el 85% del área de la región está entre sequía y escasez y faltan entre 100 y 170 mm para recuperar las condiciones óptimas para la siembra. Si no hay cambios importantes, se espera que el cultivo reduzca su área a la mitad del año pasado”.

Ante la consulta a los especialistas en clima de la entidad, sobre si puede haber un cambio que permita proyectar lluvias que dupliquen la media de mayo, Alfredo Elorriaga, dijo: “Hay un 80% de probabilidades de que eso no ocurra. En mayo llueve entre 30 a 80 milímetros con un claro gradiente que favorece el este. Analizando los últimos 60 años de historia, la probabilidad estadística indica que en un 10 a 15% de los casos llovió igual o más que el doble de la media. La situación atmosférica de mayo tampoco ayuda”.

Medidas:

En la campaña actual, donde diferentes situaciones climáticas adversas impactaron en la misma, el trigo fue uno de los cultivos más afectados. La producción total cayó un 50% y las mermas en las exportaciones e ingresos de divisas fueron importantes. El trigo es un cereal que se siembra en esta época del año, y a finales del mismo se empieza a cosechar, y se transforma en algo relevante para el ingreso de dólares al país hasta que llegue el grueso de la cosecha de soja y maíz. En un contexto de dificultades económicas y cambiarias para el país, el mencionado cultivo será vital para el inicio del próximo gobierno, que necesitará el aporte del campo y la agroindustria para superar la crisis.

En este contexto, el ministerio de Economía y la Secretaría de Agricultura estudian una serie de medidas que se anunciarían en los próximos días, con el objetivo de promover la siembra de trigo. Además del clima, será importante abordar la situación del financiamiento, teniendo en cuenta el momento complicado del productor en materia económica, ante las pérdidas que provocó la sequía. En medio de esta situación, el Consultor en Agronegocios, Ernesto Ambrosetti, calculó que para obtener una cosecha que aspire a los 130 millones de toneladas y si el clima acompaña, requeriría un monto de inversión nuevamente cercano a los USD 18.000 millones. “Financiarse no será fácil”, dijo el especialista.

A. C