El hombre fuerte del gabinete oficialista viajó a Nueva York en busca de inversionistas y explicó los objetivos macroeconómicos del 2021. Desde el principio de arreglo de pago de la deuda con el FMI, el platense fortaleció su imagen con sus valientes políticas económicas y su participación en diversos medios explicando cómo pretende levantar la economía local.

El egresado de la Universidad de La Plata en 2005, fue designado como Ministro de Economía por Alberto Fernández en 2019. Desde un primer momento, Guzmán se encontró con un panorama muy difícil, en un Gobierno que recibía una inflación superior a 50%, un nivel de pobreza de 34,7% y una deuda con el Fondo Monetario Internacional que llegó a desembolsar USD 44.000 millones desde 2018 hasta agosto de 2019. Como si fuera poco, a principios del 2020 el mundo se enfrentó al COVID-19, el virus que obligó a la población mundial a quedarse en casa y frenó la actividad económica en todos los países.

Sin embargo, desde su llegada al ministerio económico de la Argentina, el hombre de 38 años se caracterizó por un temple y un ingenio que le permitieron maniobrar frente a las dificultades que el mercado global le presentaba. Sus primeras medidas al frente de la economía fueron la renegociación de la deuda, la Ley de solidaridad y reactivación productiva que creó el impuesto PAÍS y fijó un nueva esquema de retenciones.

El 13 de diciembre, el presidente Alberto Fernández convocó mediante un decreto a sesiones extraordinarias del Congreso entre el 13 y el 31 de diciembre de 2019, para tratar la Ley de Solidaridad y Reactivación Productiva, un proyecto de 88 artículos que faculta al Poder Ejecutivo a declarar la emergencia pública en materia económica, financiera, fiscal, administrativa, previsional, tarifaria, energética, sanitaria y social hasta el 31 de diciembre de 2020; prorroga el presupuesto 2019, establece un impuesto del 30 % sobre la compra de dólares estadounidenses, suspende la movilidad jubilatoria por 180 días, fija un nuevo esquema de retenciones a la exportaciones, aumenta el impuesto sobre los bienes personales, crea un plan de regularización de deudas para las pequeñas y medianas empresas, revisa el cuadro tarifario del sistema energético e interviene los entes reguladores de electricidad y del gas. Medidas, sin duda polémicas para la opinión pública, pero que desde el oficialismo se presentaban como necesarias frente a la pesada herencia.

En enero de 2020, Guzmán anuncia el envío de un proyecto de ley al congreso para la reestructuración de la deuda externa del país. En febrero el FMI emite un documento donde señalan que la deuda es “insostenible” y piden a los acreedores una quita “apreciable”.

A principios de abril se postergó hasta 2021 el pago de intereses y capital de bonos en dólares con legislación argentina, lo que fue considerado por dos calificadoras de riesgo como cesación de pagos.​ El 21 de abril se produce la primera oferta formal del gobierno argentino.​ El 6 de mayo un grupo de 150 economistas, entre los que se encuentran Phelps y Stiglitz, apoyaron la propuesta argentina. Se producen una serie de rondas de negociación con los acreedores que se extienden hasta agosto.

El 31 de agosto se comunicó que el 93,5 % de los tenedores de bonos aceptaron la oferta del gobierno, lo que mediante las cláusulas de acción colectiva, significa que se reestructuró 99 % de la deuda emitida bajo legislación extranjera. La oferta final fue de US$54,8 por cada US$100 de valor nominal. Pocos días después se anunció la reestructuración de los bonos emitidos bajo ley argentina con una aceptación del 98 %.

Volviendo al presente, el actual Ministro presentó un objetivo inflacionario, casi útopico al cabo del primer trimestre del año transcurrido. Tanto el 29 por ciento que se plasmó en la Ley de Presupuesto, como el 31,1 que deslizó Martín Guzmán cuando dijo que era “factible” que los precios minoristas aumenten “cinco puntos por debajo del año pasado”, son por porcentajes que se advierten casi impracticables cuando la inflación de enero-febrero arañó el ocho por ciento y marzo sigue “caliente” en las góndolas.

Por su parte, mientras sigue trabajando en el plan central de mantener la sostenibilidad fiscal, Martín Guzmán presentó en Nueva York los objetivos, proyecciones y planes macroeconómicos de la Argentina ante representantes de fondos de inversión, en el marco de la agenda que desarrolla en Estados Unidos que se completará la próxima semana con reuniones con directivos del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial.

Del encuentro, que se llevó a cabo en la sede del Consulado argentino en Nueva York, participaron el director de Monarch Alternative Capital LP, Ian Glastein; el vicepresidente de Contrarian Capital Management LLC, David Fink; el director gerente de Fintech Advisory Inc, Andrés Lederman; y el presidente de Greylock Capital Management LLC, Hans Humes.

También participaron el director gerente de Estrategia de Oportunidades y Mercado de Deuda en Mercados Emergentes de Oaktree Capital, Jonathan Plavnick; Samir Arora, socio en Stonehill Capital Management LLC; y Pilar Tavella y Sebastián Vargas, economista jefe para Argentina y director de estrategias de deuda para América Latina de Barclays, respectivamente.

El Ministro sigue haciendo malabares con la economía local y, dentro de un contexto completamente inestable, busca seguir implementando las políticas económicas que fortalezcan un ambiente consistente y sostenible para la Argentina.

 

Columna de Matías Fantino

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