La polémica intendenta de Quilmes, volvió a hacer de las suyas; ahora se exhibe con una remera donde agrede a los no peronistas.

Mayra Mendoza detenta el privilegio de ser la única representante de La Cámpora, que es Intendente de un distrito. Nada menos que Quilmes, uno de los más populosos, pero también de los más carenciados. Se la considera la preferida de Máximo Kirchner y fue ariete en embestidas contra Mauricio Macri, al punto tal que protagonizó un bochornoso episodio en ocasión de una visita de Diputados a San Petesburgo y ella rompiera el protocolo y con un balbuceante y tarzanezco inglés, se acercara el Presidente de la Ferderación Rusa pretendiendo denunciar que en Argentina no había estado de derecho. Desde luego que Putin, más allá de si le interesara o no el tema, no le dio mayor importancia a un hecho  que buscaba más la promoción de la diputada y es descrédito al gobierno argentino, que la intervención de un mandatario extranjero que no se caracteriza por el respeto a los estados de derecho de sus ciudadanos o de otros estados.

Más recientemente, como Intendente de Quilmes, el gobierno y su padrino, Máximo, inició una campaña de posicionamiento mediático con una constante recorrida en los medios masivos de comunicación, generando “publinotas” donde en entrevistador de turno se luce como tiracentros con preguntas armadas.

Quilmes es tal vez el distrito con mayores hechos delictivos, paraíso de motochorros, cuestión que a Mayra parece que le resulta trabajoso controlar. Tal vez sea porque no conoce tanto el distrito, dato que surge cuando recorriendo la Villa Azul, en aquella ocasión en que los estrategas del Covid 19, descubrieron que los focos de contagio estaba en las VILLAS MISERIA, ahora llamadas “barrios populares”. En ese momento, donde casi todos los medios acudieron para mostrar un asentamiento que no es invisible, Mayra aprovechó para meterse entre los micrófonos y cámaras y prometerle a los vecinos su diligencia y gestión. El problema era que estaba recorriendo calles de Avellaneda, no de Quilmes.

Ahora ha vuelto a aparecer en escena, esta vez por Zoom y exhibiendo una remera donde expresa lo que opina de aquellos que no adhieren al peronismo y con términos del argot “tumbero” o “chorro” lo que indicaría su identificación con ese sector social.

A LA GILADA NI CABIDA! dice, así que si alguien quiere pedirle algo, sea vinculado a combate a la delincuencia o no, se expone a esa respuesta.

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