Primero hay que saber sufrir… Así describía Roberto Goyeneche con su “Naranjo en flor” y nada nuevo vamos a descubrir, si de fútbol, pasión, sufrimiento, goce y Racing hablamos, si nos centramos en una noche que comenzó con toda la pirotecnia y aliento inimaginable para una semifinal de Copa, si le agregamos que a los 5 minutos la Academia perdía por un gol, si Arias se convirtió en héroe y evitó 2 goles más, Racing no hacía pie…

Pero, en una ráfaga trás un penal y la rapidéz de un alcanzapelotas, con un Juanfer Quintero inspiradísimo, el Primer Grande dió vuelta el resultado…

Luego fue, pelearlo en cada metro, jugar con el corazón, con el alma, con dientes apretados, Racing llegó a una final internacional después de 32 años, justamente con el mismo rival de aquella noche en Pacaembú Brasil, Cruzeiro, que viene de eliminar a Lanús…

Todo lo narrado tiene un fin en común, su técnico, su emblema, el hincha en el banco de suplentes, el que dió todo por el club, el que más se lo merece, Gustavo Costas. Nombre y apellido que describe la historia de Racing. Un distinto. Vive y sueña Racing, llora en celeste y blanco.

La tribuna entona… “Te vinimos a ver, te vinimos a alentar… de la mano de Costas la vuelta vamos a dar!!!”… Y el hombre sigue corre al lado de la línea de cal, patea botellitas, grita, gesticula…

Toda la verdad, su objetivo es la Olla el 23 de noviembre en Asunción Paraguay.

Mientras tanto Costas entona…

Después, qué importa del despuésToda mi vida es el ayerque me detiene en el pasado… Naranjo en flor. Flor de final que le espera.

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