El equipo alemán venció 1-0 a PSG y festeja a lo grande
Bayern Munich se consagró campeón merecidamente, con los argumentos acumulados durante toda la competencia (11 triunfos consecutivos y 43 goles) y con los de esta estupenda final: Gran funcionamiento colectivo, impecable estado físico (presionaba en la salida del rival incluso a 5 minutos del final) y jerarquía individual.
Es cierto que la historia pudo haber sido otra si PSG no desperdiciaba las ocasiones de gol que generó en la primera etapa. ¿Hablamos de talento individual? Entonces nos referimos a Neuer, que estuvo a la altura de una final tapando un mano a mano frente a Neymar. Pero el “tirito” débil de Mbappé desde inmejorable posición y el remate desviado de Di María, dejan en claro que también hubo falta de eficacia en la delantera del equipo francés.
También tuvo sus oportunidades el Bayern en los primeros 45. El palo devolvió un remate “mordido” de Lewandowski y Keylor Navas detuvo un buen cabezazo del peligroso delantero que curiosamente se debió “agachar” para conectar el balón.
La segunda etapa comenzó con ritmo menos intenso. El Bayern se hizo dueño de la pelota, pero actuó con nerviosismo en los momentos en los que la perdía. Infracciones sobre Neymar, con tumulto incluido, y sobre Di María, dejaron dos amonestados en el equipo teutón.
A los 14 llegó el único gol de un partido que pudo tener varios. Joshua Kimmich recibió la pelota por derecha en la puerta del área rival y colocó un centro perfecto para el ingreso de Kingsley Coman. El ex PSG cabeceó cruzado dejando sin chance Navas. Aquí volvemos a hacer referencia a la importancia de la jerarquía en un match decisivo. La jugada era rápida y llena de vértigo, lo que generó desacoples en la defensa del PSG. Eso fue lo que supo leer Kimmich, por eso se tomó un “segundo” para estar seguro del destino de su asistencia, la que en definitiva le dio el campeonato a su equipo.
El partido recuperó definitivamente la dinámica luego del gol y hasta el final. Bayern quiso liquidarlo y PSG , pese a no dominar y tener menos resto físico, tuvo claras chances para empatarlo. Otra vez Neuer se volvió gigante para tapar un remate de Marquinhos tras gran pase de Di María y en el final, cuando los alemanes parecían tener todo bajo control, Neymar definió cruzado al lado del palo una pelota que, en el camino, no llegó a conectar el ingresado Choupo Moting.
El festejo alemán en el final nos deja la sensación de que será un equipo y una Champions difícil de olvidar. Por la pandemia, el asombroso invicto del campeón incluso sin empates, el 8-2 al Barcelona y el récord de haber ganado en la misma temporada, también la Bundesliga y la copa de Alemania.
Un último e inevitable comentario referido a lo que se vivió en este gran partido, tiene como protagonista a Ángel Di María. El jugador rosarino, de estupenda carrera, parece no comprender aún a los 32 años, la diferencia entre un partido y una final. Su actuación fue buena, pero claro, no alcanza para alguien de su experiencia y la historia se volvió a repetir al igual que en la selección argentina: En los encuentros decisivos no tuvo real injerencia o directamente los vio desde afuera (cualquiera fuese la causa) como miró desde la platea los últimos minutos de ayer. Valga este recordatorio para que prime la cordura en el cuerpo técnico que conduce Lionel Scaloni y no se cometa un nuevo error que pueda colaborar en seguir con la continuidad de fracasos.
Damián Saiz
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