La Municipalidad de Tres de Febrero comunicó hace unos meses en sus plataformas que ha sido distinguida con una certificación de calidad relacionada con el ejercicio de gobierno y la eficiencia en el uso de datos, en pie de igualdad con Nueva York o Florida, así como lo leen. Visto así, transmite una idea de solidez estructural que redunda en la calidad de servicios y de aprovechamiento de la tecnología que, sobre todo para el observador externo, sugiere una gestión de calidad destacada a partir del sello “Certificación What Works Cities”.
Curiosamente es el mismo municipio que presenta dificultades para la imputación correcta de tasas y tributos de parte de los contribuyentes, defectos de carga en bases de datos que suponen por lo general deudas inexistentes y rémora en la acreditación de pagos on line. La imagen interior de Tres de Febrero, el estado de sus calles, el tratamiento deficiente de los residuos, la poda inexistente, la seguridad crítica y la dificultad de muchos comerciantes para poder trabajar, o bien por regulaciones absurdas y multas recaudatorias o bien por impuestos que lejos están de haber disminuido, devuelven otra arista (mucho menos laudatoria) del gobierno del intendente Diego Valenzuela.
No obstante, el alcalde del PRO que va por su tercer mandato, fue refrendado con buena distancia sobre sus competidores directos. Se votó apenas hace algunos meses y las quejas multiplicadas en redes sociales y en las conversaciones cotidianas de la vecindad no se verificaron en las urnas. El intendente celebra su condecoración y todos hacemos de cuenta que vivimos en un mundo ideal.